domingo, 16 de febrero de 2014

¿Qué relación tiene el alumno con el aprendizaje? Película: Los Coristas.


“En Los Coristas (2004) de Christophe Barratier la trama se desarrolla en Francia, en el año 1949, en un "orfanato - reformatorio" de la posguerra. Los alumnos, que tienen entre 8 y 13 años, concurren echados de otros establecimientos de enseñanza, se encuentran en el límite del sistema educativo. Los Coristas está basada en un hecho real ocurrido inmediatamente después de la II Guerra Mundial, en que un maestro se empeña en crear un coro en un internado para niños abandonados o con problemas de conducta.” http://www.eticaycine.org/Los-coristas
En esta situación el contexto social adverso en la que viven tanto la posguerra como el rechazo que han tenido de otros lugares de enseñanza, más problemas familiares, hacen que la motivación por aprender no esté presente. En las relaciones vinculares aparece el miedo, el director actúa a partir de amenazas y castigos severos. Todo esto mina la autoconfianza de los alumnos y la creencia en la capacidad de salir adelante.
El Director se rige por una regla, “la regla de acción y reacción” que consiste en imponer un castigo a la conducta indeseada. Como la ley del Talión del “ojo por ojo” pero amparada bajo la figura de la imposición de disciplina. Mientras que la regla de acción y reacción constituye un principio pedagógico, la venganza es un acto vandálico. Cuando los niños hayan aprendido la regla de acción y reacción, y la apliquen, se desatará una batalla entre los adultos y los niños. En donde a un acto indisciplinado, le seguirá un castigo y al castigo una venganza, y a ésta la reacción en una escala de violencia sin fin. Sin embargo, el castigo del adulto no es equivalente a la venganza infantil. Ya que en la primera, el adulto es responsable y se encuentra en una situación de asimetría y poder en relación con los niños, mientras que las acciones infantiles de venganza son efectos de aprendizaje de las conductas agresivas propuestas por los adultos.
Cualquier proceso de socialización transmite valores y normas, censura antivalores, prohíbe acciones, sanciona transgresiones. Lo que la escuela hace, es mediar esta socialización con saberes legitimados públicamente, que permiten tomar posición más racional frente al hecho social de la moral. La escuela es un privilegiado lugar de control social, hay quienes afirman que lo demandado es aprender a adaptarse a: las normas vigentes; a los valores hegemónicos; a las exigencias que provienen de quienes manejan el mercado y el discurso.
Se responde a la demanda cuando se modela la conducta y se forma así una personalidad moral, adaptada y competitiva, que internalice valores y normas vigentes.
Enseñar ética es enseñar a conocerse y a valorarse desde principios de juicio esponsable y solidario. O sea, la educación ética busca formar una personalidad moral definida íntegramente.
Enseñar ética está vinculado a la felicidad, la alegría, el respeto propio y de otro, al cuidado de la vida, la solidaridad y la responsabilidad. Se les llama “virtudes”-
En el caso de Los Coristas falta alegría, respeto al otro y al propio, falta de solidaridad, o sea carecen de virtudes.
Toda esta situación hace fomentar la creación de sujetos pasivos y por lo tanto no favorece el pensamiento crítico ni la solidaridad social. Esto implica: relaciones sociales  de poder y las posibilidades de descubrir y desarrollar el cuidado solidario del otro.
Es comprender críticamente las formas de la organización social y de desarrollar el sentido de la solidaridad no solo como obligación moral (parte del cuidado del otro) sino como responsabilidad ciudadana misma.
El pensamiento crítico necesita de un trabajo escolar continuo. En la capacidad de interpretación crítica y fundada de los sentidos históricos y sus construcciones legitimadoras. La educación ciudadana necesita basarse en la trabajosa educación del saber pensar críticamente. La buena ciudadanía implica no solo contar con la participación democrática y el pluralismo, sino que se debe enseñar a solidarizarse socialmente. Como lo han demostrado los cognotivistas, implica un trabajo sobre: el intercambio de roles; ponerse en el lugar del otro; encontrar la madurez del juicio en las reglas de grupo y del pacto social.
La educación ciudadana tiene que trabajar a fondo los derechos humanos, que dan normatividad a la solidaridad social.
De repente aparece un Maestro (Profesor de música en otro establecimiento) con una actitud muy distinta al resto de los alumnos, en dónde hay respeto y les enseña a cantar. Este maestro no se ajusta a las técnicas pedagógicas de la institución y está en desacuerdo con que  la violencia sea una buena manera de educar y por ello utiliza la música como método de aprendizaje de buenos modales y comportamientos. Esto hizo que los niños adquieran confianza y afecto por Maestro.
El canto es la expresión de un niño saludable,  es una eficaz forma de reforzar la memoria y aprender nuevos conceptos. Lo que aprenden cantando se les queda grabado a fuego, porque les motiva, les divierte. Además, ayuda a estimular su imaginación y su sensibilidad artística. Actualmente se califica al canto como “un potente nutriente para los cerebros de los niños”. Aporta ventajas para su desarrollo integral, especialmente en el desarrollo del habla, conducta social y control de la agresión. Han podido observar que cantar implica una mayor producción de hormonas que hacen sentirse bien y una disminución de las hormonas que desencadenan la agresión.

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